Por Luis Fernando Escalona
La ironía de Albus Brickman se presenta desde el título mismo del libro: un misántropo... ¿gentil? Y entonces remata con el epígrafe inicial, en palabras del ilustre Anakin Skywalker (que la Fuerza lo tenga en su santa gloria): “I hate you!”.
Estos dos elementos me incitaron a leer su breve pero conciso ensayo sobre la misantropía. No pudo haber elegido mejor momento para salir a la luz que esta pandemia, la cual, poco a poco, va sacando lo peor de muchas personas.
El caso de su personaje, Zarus Jeit, es, digamos, similar, con la única diferencia de que él acepta su misantropía; y no por moda o por encajar (pues es lo que menos quiere); él se define como un misántropo por convicción.
El personaje nos lleva brevemente por sus reflexiones, comentadas con su gato, y contrapone los puntos de una doble moral que ve a los misántropos como entes enfermizos, casi como sociópatas, pero que niega su neurosis colectiva y la lleva a los planos más hostiles: el grupo, la sociedad, la masa.
Albus y Zarus, inocente juego de palabras y rimas, comparten la visión de que un misántropo no necesariamente es un loco que busca acabar con la humanidad; sólo la desprecia en su conjunto, como sociedad, por lo atroz que ésta se manifiesta para alienar al individuo, para arrebatarle con arrogancia su esencia y convertirlo en una marioneta más de un sistema mayor, todopoderoso, que impera y destruye poco a poco a las personas.
Creo que algunos de nosotros podremos vernos reflejados en el personaje; de ahí a que lo aceptemos es cosa aparte y nadie tiene por qué enterarse. Yo me divertí mucho y me quitó un gran peso de encima, porque nos muestran, tanto autor como personaje, que a pesar de detestar al prójimo colectivo, se puede ser amable con el individuo; incluso, amoroso. Y deja marcada la pauta para que pensemos en que si un individuo es gentil con otro y esto genera una cadena, al final tendremos una sociedad más humana. Mejor.
El misántropo gentil, de venta con nosotros para Amazon Kindle.