En 1997, nació una de las primeras empresas en México dedicadas al negocio de internet: Castillos, iniciada por la señora Maricarmen Castillo, mi madre.

En casa siempre hubo computadoras. Mi padre era ingeniero en sistemas y por su trabajo, tuvimos la cercanía con estos aparatos. Mucho antes de que mi madre abriera su negocio, ya teníamos internet, con un módem escandaloso y con la velocidad de un caracol. Era divertido. Esperar a que se cargara una página generaba cierta emoción, parecida a la que se tiene cuando se está a punto de abrir un regalo.

Nunca nos imaginamos la evolución que tendría el internet. Sin embargo, Castillos tuvo la iniciativa de apoyar a las personas y a las pequeñas y medianas empresas, creciendo juntos y adaptándose a los cambios y a las crisis de la red, como la de los punto com.

Desde hace algunos años, Ala de Avispa Editores absorbió a Castillos, generando con ello una apertura de posibilidades para generar negocios con las empresas, mezclando así nuestros conocimientos editoriales con los digitales, con el único fin de ofrecerle una mejor experiencia a nuestros clientes.